¿Adicto al amor?

13 02 2014

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¿Tu relación de pareja es sana? Existen diversos factores que pueden convertirla en toda una pesadilla y a ti, en un dependiente de esa persona…

Se acerca el Día del Amor y de la Amistad y eso nos hace ponernos a reflexionar sobre nuestra vida amorosa, ya que el ser humano es un ser social y disfruta y se beneficia de las relaciones de amistad o amorosas con otros.

El estar enamorado de alguien hace que la persona se sienta feliz y que quiera permanecer de esa forma. Sin embargo, hablaremos de cuando ese sentimiento tan agradable llamado amor se vuelve en algo más enfermizo que sano.

Aunque puede sonar algo romántico, la adicción al amor es mucho más que eso, ya que, en realidad, se trata de una fuerte dependencia e, incluso, hasta una obsesión que se puede tener hacia una persona. La persona que padece de esta adicción siente que no puede vivir sin la otra persona, así como el adicto al alcohol no puede vivir sin esta sustancia. Asimismo, dentro de la pareja puede ser un integrante o los dos quienes pueden tener esta adicción.

El hecho de estar alejados de la persona les causa ansiedad y sus pensamientos son, principalmente, acerca de esta otra persona. Sin embargo, también pueden ocurrir casos donde se puede estar cambiando de persona a la cual se es adicta, pero la constante es la misma: no pueden estar solos.

Algunos de los factores que influyen en la adicción al amor es que el hecho de estar solos les produce un malestar muy fuerte y es por eso que buscan desesperadamente estar en pareja con alguien porque les resulta muy amenazante estar consigo mismos.

Otro factor importante es la baja autoestima, ya que alguien que no se quiere lo suficiente y no se valora como debería, es más proclive a necesitar de manera enfermiza el estar con otra persona, ya que eso les genera seguridad. Además, influye el hecho que desde el hogar se les inculque a los hijos que tienen que ser dependientes, por lo que las personas pasan de ser dependientes de sus padres a ser dependientes de su pareja. Si desde casa se les inculca a los hijos lo importante que es ser independiente (tanto emocional como económicamente) es más difícil que al momento de formar una pareja caigan en esa fuerte dependencia o adicción y no puedan o sepan relacionarse de otra forma.

Una de las complicaciones que surge cuando una persona es adicta al amor es que pone tanto interés, tiempo y energía en la otra persona que termina descuidándose a sí mismo. Vive únicamente por y para el otro, con el fin de que el otro esté feliz y, sobre todo, para que el otro o la otra no los deje. Por eso es muy común que al terminar la relación estas personas estén más preocupadas por encontrar a alguien que reemplace el lugar de la ex pareja en lugar de elaborar la separación, ya que el hecho de experimentar soledad les resulta intolerable.

Por último, es importante señalar que las personas que se encuentran en esta situación pueden mejorar su calidad de vida. La terapia psicológica es una excelente opción para mejorar su autoestima y para aprender a relacionarse con las personas de forma más sana y siempre poniendo su bienestar y felicidad como prioridad.





¿Cómo dejar de sufrir por amor?

9 02 2014

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El fin de una relación representa un duelo, por lo que involucramos varios sentimientos y tenemos que enfrentarnos a diversas etapas…

El sufrimiento es una sensación que experimentamos todos los seres humanos al enfrentar un momento de tristeza, dolor o desilusión. Se trata de sentimientos desagradables debido a que generan malestar, y nos hacen sentir que será difícil seguir adelante o, en los casos más graves, que no tendrá sentido retomar nuestro camino.

Sin embargo, por más dolorosos que sean, todos los sentimientos nos sirven para algo. En este caso, la decepción amorosa será de utilidad para tratar de entender qué es lo que buscamos en una pareja, recapacitar sobre cómo hemos actuado hasta el momento y ajustar lo que sea necesario para tener un mejor resultado la próxima vez. En este sentido, el riesgo de evitar el sufrimiento sería evadir nuestros sentimientos y, por lo tanto, no reflexionar sobre nosotros mismos, lo que provoca que repitamos continuamente conductas estériles.

Una ruptura amorosa representa un duelo, por lo que son varios los sentimientos que se involucran en esta situación. Las etapas son las siguientes:

1. Negación: Se refleja al no poder creer que la relación terminó, pensar que podrán regresar a estar juntos o, incluso, el no sentir ningún cambio o sentimiento ante la ruptura. Todo ello nos permite amortiguar el dolor

2. Enojo/euforia: Sucede cuando comenzamos a cuestionar el porqué de lo sucedido. La sensación principal es sentir que estamos ante una injusticia. En muchas ocasiones esta etapa nos lleva a buscar, de manera maniaca, otra pareja, con la finalidad de evitar el dolor. No obstante, si en este momento iniciamos otra relación, es probable que nos desilusionemos nuevamente, ya que estaremos acumulando sentimientos que corresponden a otras relaciones.

3. Pacto/negociación: Es una fase en la que intentamos superar la situación haciendo un acuerdo con nosotros mismos en cuanto a lo que estaríamos dispuestos a hacer o cambiar para que las cosas mejoraran. Es un momento de reflexión que nos permitirá hacer los ajustes necesarios.

4. Depresión: Es un estado, en general temporario y preparatorio, para la aceptación de la realidad. El poder expresar el dolor permitirá la aceptación total de la ruptura amorosa.

5.- Aceptación: Es en esta etapa en la que se puede visualizar el porvenir con mayor tranquilidad. Generalmente, nos sentimos con esperanza, podemos hablar de la ruptura sin tanto dolor y ya no se nos hace tan difícil estar solos. Es importante mencionar que para llegar a esta etapa hay que experimentar, primeramente, las anteriores.

De esta manera, el haber vivido en primera persona una decepción amorosa nos permitirá comprender, madurar y mejorar; no se puede caminar sin antes gatear o dar algunos tropiezos. Ahora bien, cuando nos percatamos de que la mayor parte del tiempo nos sentimos desilusionados respecto al amor, nos encontramos una y otra vez en relaciones que nos producen más dolor que satisfacción o, simplemente, sentimos que por un largo periodo de tiempo no hemos podido tener una relación estable a pesar de quererlo, es síntoma de que algo anda mal.

«Ya no existen hombres buenos en el mundo», «las relaciones ya no son como antes», «la infidelidad es más común ahora», «yo no creo en el amor», son frases características de aquellas personas que continuamente se han encontrado en relaciones fallidas y que generan esta concepción de las relaciones humanas y amorosas como resultado de sus continuas decepciones.

Es importante resaltar que el común denominador de todas ellas es que tienen la certeza de que son los demás quienes han tenido la culpa de que sus relaciones no hayan funcionado.

Reconocer nuestra parte de culpa cuando nuestras relaciones fallan, será lo que nos permita lograr una pareja estable y sin más decepciones. Si todas nuestras relaciones han terminado por infidelidad, o continuamente sentimos atracción por personas que ya tienen una pareja o que no nos corresponden, tendremos que detenernos a recapacitar acerca de lo que realmente hace que nos sintamos atraídos hacia este tipo de personas, y reconocer que una parte de nosotros ha buscado de manera inconsciente y repetitiva este patrón.

Es importante permitirnos vivir todas las etapas del duelo y dar tiempo a cada una de ellas, pues solo de esta manera podremos estar en condiciones de intentarlo nuevamente. En ocasiones sucede que nos estancamos en una de ellas, y pasa mucho tiempo sin que podamos sentir que esa ruptura amorosa dejó de doler; ante esto, lo más recomendable será acudir con un profesional en salud mental que nos ayude a superar esta pérdida y a percatarnos de qué es exactamente lo que hace que vivamos desilusiones amorosas una y otra vez.





Los cuatro amores dañinos

22 10 2013

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Los amores dañinos se encuentran según Walter Riso con mucha frecuencia, y representan el imaginario social, de acuerdo con cómo nos han vendido el amor a través de canciones y telenovelas. Un amor idealizado. El autor los describe así en una entrevista:

Amor obsesivo

Ahí lo que planteo es que tú puedas amar sin enloquecerte (…). Uno cree que para estar enamorado hay que tener taquicardia, sudores, estar todo el día sufriendo como si estuvieras viendo una película de terror, y realmente no es así. Sentir pasión es que yo pueda pensar sobre lo que estoy sintiendo.

El amor fusionado

Tiene que ver con no perder la identidad, porque muchas relaciones terminan siendo una imitación del otro. Y hay cosas que por principio no puedes negociar en el amor, como tu propia historia, tus creencias básicas, tus idearios. Una cosa es ponerse de acuerdo en cosas secundarias, pero no se puede cambiar la verdadera manera de ser.

Amor temeroso

El amor está hecho para que a los valientes les vaya bien. El miedo nace de creer que puede haber certeza en el amor, es decir, de que en algún momento yo tenga certeza de que nunca se va a acabar esto, y resulta que la posibilidad cero no existe. Yo propongo un amor valiente, que acepta lo peor que pueda ocurrir.

Amor opresivo

Está relacionado con la libertad, que a su vez se divide en tres. Si yo por amor tengo que perder la libertad de pensar, sentir y actuar como me dé la gana de acuerdo con mis valores, ese amor no me sirve. Si yo por amor debo perder la capacidad de ejercer mis gustos, preferencias, vocación y autorrealización, ese amor no me sirve. Y si por amor tengo que perder la libertad de tener mis amigos con tranquilidad, tampoco me sirve.

¿Cómo construir una estructura liberadora?

Walter Riso: Yo creo que básicamente es tener en cuenta tres cosas: un amor en donde exista el deseo; un deseo que sea compartido, que sea erótico. Segundo: en cualquier relación que no sea esclavizada, hay amistad. La amistad es, por definición, democrática. Implica la alegría de que el otro exista, como la definía Spinoza. Y esa amistad te permite tener proyectos comunes, comunicarte, tener humor. Y el tercero es la compasión: que te duela lo que al otro le ocurre y te alegre la alegría del otro. Es la ternura, la no violencia. En resumidas cuentas, la estructura del amor sano es hacer el amor con la amiga o amigo y con ternura.





Manual para terminar una relación

8 07 2013

Good bye

Por mucho que las cosas vayan de mal en peor y la paciencia ya se agotó con la pareja, muchas personas son capaces de mantenerse aferradas a su relación por una serie de motivos que van más allá del amor y la sanidad sentimental: no quieren herir los sentimientos de la pareja, tienen la esperanza de que las cosas mejorarán; no quieren terminar como el/la malo/a de la película, perder amigos en común, o sentir que se fracasó en un proyecto amoroso en el que se invirtió años, dinero, y mucha, pero mucha energía. Qué decir si hay hijos de por medio; el miedo a darle fin al agonizante idilio se hace aún más complicado.

Pero llega un minuto en que no se puede seguir tapando el sol con un dedo y para estos casos, la psicóloga Petra Boynton, dedicó varios consejos para tomar en cuenta, cuando ya se decidió que una relación no da para más.

Conocida como “la primera consejera sentimental británica que se basa en evidencia científica” –título que le otorgó The Guardian en 2003-, esta experta en sexualidad se ha dedicado en los últimos años a entregar orientación amorosa y sexual en diversos medios escritos y televisivos de su país. Y es así como, en The Telegraph, donde se desempeña como una exitosa consejera sentimental, entregó esta valiosa información para los que quieren terminar con la pareja.

Antes de que tengas esa importante conversación para dar fin al asunto, Boynton recomienda tomar varias cosas en cuenta, como por ejemplo, que es muy probable que tanto tu pareja como su familia o amigos tomarán una postura acerca de tu decisión, que puede variar entre el apoyo a ti, el enojo hacia ti o la pena por la medida tomada.

“Establecer un sistema de soporte de amigos o familia puede ayudar a hacer frente a cualquier posible reacción (del resto)”, asegura la psicóloga.
Si bien mucha gente piensa que la persona que ha dado fin a una relación, no siente pena y hasta estará feliz de haberse “salido con la suya”, lo cierto es que sí habrá tristeza, sobre todo si la relación fue larga. Por esto, no hay que sorprenderse si tras el término, aparece la angustia, se echa de menos y se cuestiona la posibilidad de haber cometido un error.

Mucho cuidado en esta etapa, ya que es importante aceptar que el o la ex tiene todo el derecho de conocer a alguien nuevo, y esto puede suceder incluso, de forma rápida. “Es su problema; tal como las relaciones que puedas tú tener, son tu problema”, afirma Boynton.

La única excepción que puede permitir al menos una opinión de tu parte es si hay hijos, por lo que sí es de tu incumbencia tratar temas como cuándo será presentada la nueva pareja a los niños. Ojo con los celos que podrías sentir.

También se aconseja evaluar de antemano los temas financiero, de pensiones u objetos a dividir en una futura separación.

Qué hacer y qué no: el momento de la verdad

Busca un lugar privado para conversar. El término siempre será mejor en persona, cara a cara, y en un ambiente tranquilo. Solo se permite hacerlo por teléfono o incluso por mail, si ya has tratado de conversar el tema y tu pareja se ha hecho el desentendido.

Escribe tus ideas, convérsalas con tus amigos más cercanos, para tratar de elaborar un discurso conciso, claro y real.

A toda costa, evita cosas que por consideración, no debes hacer para dar fin a la relación. Entre ellas están:

-Pedirle a un tercero que termine por ti.
-Sacar a una persona de tu vida sin ofrecer una explicación.
-Usar la amenaza de terminar como una forma de controlar a la pareja.
-Ser infiel, con la esperanza de que te descubran y te pateen.
-Mostrarse desinteresado/a o ser pesado/a esperando que el otro se aburra y se aleje.
-Decirle a todo el mundo, antes que a tu pareja, que la relación se terminó. Eso incluye posteos en las redes sociales.
-Frases trilladas como “no eres tú, soy yo”, porque no ayudarán a explicar los verdaderos motivos del quiebre y confundirán a la otra persona.
-Ser cruel.

“Prepárate a que tu discurso sea interpretado como una insinuación de que esperas que el otro cambie”, explica la psicóloga, agregando que aferrarse a frases como ‘esto no está funcionando’ o ‘no quiero seguir más con esta relación’, es una forma de volver a reafirmar el deseo inicial si las cosas se van por las ramas.

“Enfocarse en cómo te sientes, en vez de los defectos del otro es una forma más asertiva de llevar la conversación”, asegura. Sin embargo, es posible que de su parte sí recibas críticas o varias promesas de cómo las cosas van a cambiar.

De igual forma, ten cuidado si tu ex se muestra aliviado/a y hasta feliz de que terminaras con él/ella, ya que podría crearte sentimientos encontrados.

¿Y después? El trabajo en solitario

“Una vez que termines una relación puedes ver que ayuda el pasar tiempo con amigos y familia, mantenerse ocupado/a o permitirse hobbies y cosas que te hagan feliz”, comenta Boynton, demostrando que existe un lado bastante positivo al superar un quiebre.

A estas alturas, es normal preguntarse cómo estará enfrentando las cosas el o la ex, y hasta echarlo/a de menos. Por esto, pueden venir una serie de sentimientos, que van desde la ansiedad, la pena e incluso la alegría. Pero el tiempo -y en algunos casos, una nueva pareja- normalizan y aclaran la situación, asegura la psicóloga.

Puedes eliminar cualquier tipo de contacto (eso incluye Facebook u otras vías de comunicación) para evitar la tentación de ver a la ex pareja y provocar la nostalgia. Pero si quieres quedar como amigos, avísale que durante un tiempo andarás algo desaparecido/a , así te darás el tiempo que necesites para digerir el asunto.

Intenta con todas tus fuerzas de no caer en encuentros amorosos y fugaces con el/la ex, si sabes que el o ella tiene la ilusión de retomar la relación.

Nota aparte: En esta etapa, algunas personas pueden darse cuenta de que en realidad cometieron un error y arrepentirse. En ciertos casos, regresan con la ex pareja. En otros, es demasiado tarde.





Celos

25 04 2013

Jealousy

La mayoría de nosotros alguna vez hemos sentido celos. Son un sentimiento de miedo, temor y angustia ante la amenaza de que te quiten a quien amas; por eso, no solo se sienten celos por la pareja, sino por los amigos y padres, por ejemplo.

Tener un nivel bajo de celos es normal, ya que casi siempre existe un miedo «lógico» a perder el amor.El problema es cuando empiezas a coaccionar a tu pareja y tus celos te hacen sufrir.

El peligro de los celos es que pueden volverse obsesivos o patológicos. El celoso obsesivo siente un miedo persistente a perder a su pareja, mismo que se recrudece cuando ve o tan solo imagina, a quien ama con otras personas. Cuando te vuelves un celoso obsesivo, no puedes dejar de pensar que tu pareja te será infiel, analizas permanentemente sus comentarios y gestos, buscando indicios de traición, pero eso no es lo peor, sino que terminas inventando pruebas, todo te parece una señal.

 El grado de desconfianza del celoso es tan grande que espía a su pareja en un nivel extremo: abre su correspondencia, escucha sus llamadas telefónicas, lee los mensajes del celular, se mete a su cuenta de correo electrónico, revisa los cajones…Todas estas conductas tienen como objetivo asegurarse de que su pareja le sea fiel. Como este tipo de celos son patológicos, nunca bastarán las pruebas de fidelidad; así, el celoso acosará a su pareja hasta que ésta se canse y se aleje definitivamente.

 Si eres celoso obsesivo debes acudir a un psicólogo. De lo contrario acabarás destrozando tu relación, ya que la amenaza que siente tu pareja al sentirse observada y acusada por conductas sospechosas hará que cambie su forma de comportarse y se romperá la posibilidad de diálogo. Paradójicamente, el pánico a perder a tu pareja puede terminar llevándote al fin de la relación.





Cómo olvidar a tu ex

17 11 2012

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No hay forma de endulzarlo. Estar enamorado de alguien que ya no te corresponde es uno de los peores sentimientos del mundo. Lo ideal sería que cuando se produce una ruptura, las dos partes sintieran que esa relación ha llegado a su fin de forma natural, aunque en realidad ni siquiera eso significa que tenga que ser fácil.

Sin embargo, aferrarse a algo que ya sólo te puede hacer daño e impedirte seguir adelante es un esfuerzo, cuanto menos, inútil. Y aunque conseguir superar la ruptura parece una cuestión imposible, hay algunos trucos que pueden venir bien. 

Paso 1: Convivir con la tristeza

Es indudable que el sentimiento que se experimenta después de una ruptura es horrible. Por ello, lo más normal será el enfado, la tristeza, el rechazo o incluso el sentimiento de culpa. Pero todos esos sentimientos son absolutamente normales, por lo que no hay motivo para que pienses que algo anda mal.

Lo más aconsejable es no intentar ignorar esos sentimientos o enfadarte contigo por estar triste. Lo mejor que puedes hacer es aceptar que la relación ha fracasado y seguir adelante pasando por esta etapa tan amarga. No tengas miedo de llorar histéricamente, comer helado como desesperado, beber con tus amigos alguna que otra botella de vino. Lo que sea que te funcione será mejor que embotellar tus sentimientos.

Paso 2: No te tortures 

El problema al finalizar una relación de forma desastrosa es que muchas veces no encontrarás las respuestas que te gustaría conocer. Y por eso te torturas  fantaseando millones de veces sobre las diferentes situaciones que podrían haberse dado o se analiza cada detalle de las semanas anteriores buscando alguna explicación a por qué te ha roto el corazón.

“¿Estará muy estresado en el trabajo?”, “tal vez solo necesita algo de espacio para respirar.” o “¿habrá encontrado a alguien más?”. Son solo algunas de las cientos de cuestiones que rondarán tu cabeza. Pero no pierdas tu valioso tiempo buscando el por qué del fin de la relación. No le escribas mensajes preguntando por sus sentimientos o pensando si habrás hecho algo mal. ¡Hay todo un futuro esperándote!

Paso 3: Rompe con los recuerdos

La mejor manera de superar una ruptura es intentar vivir tu vida con total normalidad sin recuerdos constantes de la otra persona alrededor. Esto significa que es momento de ponerse duro con el amor y hacer algo de limpieza.

Por ejemplo, puedes cortar todos los lazos que te unen: borrar el teléfono, eliminarle de Facebook, dejar de seguirle en Twitter… Es muy importante que no haya comunicación entre los dos. ¡Sin excusas!

También debes dejar de revivir la relación en charlas interminables con tus amigos. Pensar sobre los días pasados no te ayudará en nada. Por último, elimina de tu casa, coche o trabajo todos los recuerdos que tengas de esa persona. Y eso incluye la pequeña foto que guardas en tu cartera.

Pero si aun así te ves incapaz de tirar las cosas a la basura, otra opción es guardarlas en una caja, cerrarla y esconderla en algún lugar al que sea difícil acceder. ¡Preferiblemente que esté custodiada por un perro de tres cabezas!

Paso 4: Saca partido a la vida de solter@

Puede que sea un cliché, pero es verdad. Cuando estás en una relación, dejas de hacer cosas que hacías cuando estabas solter@. Por eso, ha llegado el momento de reclamar tu independencia.

Por ejemplo, quizá sea el momento de hacerte ese corte de pelo que tanto te apetece pero que a él o ella no le gustaba. O puedes fundirte la tarjeta yéndote de tiendas con tus amigos y comprando ropa extravagante. Es decir, hacer aquello que dejaste de hacer por tener un proyecto en común.

Comienza por decir “sí” cuando se te presente alguna buena oportunidad, como ir a tomar algo después del trabajo o salir más con tus amigos. Todo esto te ayudará de dos formas: por un lado te recordará que no tener compromisos sentimentales es en realidad muy divertido y, por otro lado, te mantendrá tan ocupado que tus pensamientos hacia esa personal se irán disipando.

Paso 5: Tómate tu tiempo

Se suele decir que la forma más rápida de olvidar a alguien es conociendo a otro, pero no estamos de acuerdo. El típico dicho de que un clavo saca a otro clavo solo servirá para que te sientas horrible si te acuestas con alguien que realmente no te interesa.

Ignora a tus amigos y sus consejos sobre el tema, que la mayoría de las veces apuntarán en la otra dirección, y aprende a disfrutar estando a tu aire. Tómate tu tiempo. Es necesario que antes de hacer cualquier movimiento estés seguro de ello.

Pero también ten en cuenta que eres libre, y es tan válido que no quieras saber nada del sexo contrario durante un año como que decidas volver a conocer parejas al poco tiempo. Puedes hacer lo que te apetezca sin que nadie te juzgue o te presione a conocer gente nueva. Porque recuerda, y esto es lo más importante, que la única persona que puede hacerte sentir bien contigo eres tú.





¿Le temes al Amor?

17 08 2012

¿Por qué le temes al Amor? ¿Por que huyes cuando alguien te dice que te ama?

¿Tan difícil es querer y ser querido?

Durante estos dos años que me he dedicado a estudiar el comportamiento humano y he recaído una y mil veces en la necesidad del ser humano de recibir y dar afecto.

Don Miguel Ruiz en su libro la maestría del Amor señala que los humanos estamos «enfermos», una enfermedad psíquica que podríamos comparar con una herida en toda la piel que impide que otros nos toquen, de modo que al menor contacto es dolorosa, por lo que evitamos tocar y ser tocados.

Esta enfermedad es sin duda la falta de afecto, un bebe cuando nace no distingue entre lo bueno y lo malo, es simplemente lo que es, sin embargo a medida que crece lo «domesticamos» para que sienta cariño y sienta odio a determinadas situaciones. Es decir condicionamos nuestro afecto u amor hacia el infante, en pocas palabras lo contagiamos de esta enfermedad de la que hace referencia Don Miguel Ruiz.
Y así crecemos todos evitando que nos toquen nuestras heridas y evitando tocar las de los otros, vivimos alejados pues unos de otros, que hipocresía. Buscando los porques encontré una teoría llamada psicogenealogía desarrollada por Alejandro Jodorowsky esta teoría establece que las afectaciones físicas y psicologías del hombre tienen un origen en su árbol genealógico.¿Y qué recibimos del árbol genealogico? sino la buena o mala educación que recibimos de nuestros padres y a su vez ellos de sus padres y así secuencialmente hasta contemplar a la humanidad entera. ¿Y sí el problema radica en nuestra humanidad?, habría que estudiar los orígenes de la humanidad, pensando en humanidad inmediatamente me remito a la cultura griega, la cuna de la civilización occidental, de la que bien o mal formamos parte.

¿Y que tenia de peculiar la cultura Griega? Bueno pues los griegos eras una cultura machista, guerrera y por mucho homosexual. Una cultura donde todo radicaba y giraba entorno a los hombres. Cultura adoptada posteriormente por los romanos los cuales la difundieron a mano de hierro por toda Europa, Medio Oriente y el Norte de Africa.

Entonces encontramos una faltante primordial ¿donde queda el papel de la mujer? La mujer sinónimo de Madre, Madre sinónimo de Amor incondicional. Es decir hemos sido educado en una cultura donde el factor Amor fue dejado de lado. Una cultura que cambio el amor materno por la fuerza bruta del hombre, una cultura que gusta del amor condicionado, se fuerte y te querré, no muestres tu lado femenino y te querré. Seres humanos mutilados sentimentalmente obligados a adoptar esta postura homosexual, dura y fría para ser aceptados y queridos.

Sabiendo esto puedo afirmar que lo que nos impide Amar y ser queridos, se debe a la falta de Amor paterno sincero. El Anima y el Animus de Jung, el Ying y el Yang de las culturas orientales.

¿Cuantos de nosotros hemos llorado al lado de nuestro padre? ¿Cuantos de nosotros hemos tenido una platica intima con papá? ¿cuantos de nosotros hemos sido besado y abrazados por papá por el mero placer de ser queridos?

La respuesta para algunos tal vez será nunca, para otros algunas veces. Lo que si es seguro es que el amor paterno lo hemos recibido de manera condicionada, es decir si cumplíamos con alguna tarea, alguna buena manera, recibíamos la aprobación de papá si lo hacíamos mal recibíamos un castigo.

¿Entonces que pasa?, ¿en qué afecta el condicionamiento de afecto paterno en un niño? Lo afecta porque en la mayoría de los casos crecerá con una necesidad de afecto, recordando que el amor materno es incondicional y el paterno condicionado, es decir crecerá con un desbalance emocional.

Desbalance emocional que con en el venir de los años y el despertar sexual, se convertira sin duda en una patología de búsqueda afectiva y sexual de la faltante del amor paterno.

Una búsqueda en muchos de los casos poco fructífera, en primer lugar porque estamos buscando una faltante afectiva con la cual nunca hemos tenido contacto, lo que es similar a encontrar una aguja en un pajar. Una búsqueda a ciegas.

Por ello el amor nos da tanto miedo y actuamos con tanto recelo, ya que todos llevamos un vacío que queremos completar antes de poder dar. Vacío por el cual en coacciones pagamos más de lo que hemos llegado a recibir. Lo que nos vuelve más precavidos cada vez que interactuamos con otro ser ante su demanda afectiva.

¿Pero que cansado es esto es que acaso existe una solución? Muchas filosofías, terapias y religiones dan solución a esta problemática. La frase que mejor explica esto seria «Conócete a ti mismo». Es decir habrá que realizar todo un examen personal interno para identificar las faltantes emocionales e irlas llenando a través de experiencias sanadoras, ya sea a través de terapia, de rezos o de la meditación. La frase «todo lo que necesitas esta en ti» cobra sentido a través del alumbramiento de nuestras necesidades y la autosanación. Lo que sin duda nos dará la fuerza y la pauta para Amar incondicionalmente al proemio sin pedir nada a cambio.

– Por: Angel Olague, 17 de Junio 2012




Consejos para liberarte de la dependencia afectiva

17 08 2012

Nadie debe “amar hasta la médula”. A pesar de que los boleros, el cine y la literatura hayan sublimado los amores contrariados y las relaciones imposibles, el amor es otra cosa: un sentimiento placentero que debe disfrutarse en lugar de padecerse. Cuando este sentimiento se transforma en fuente de insatisfacción permanente y no se puede superar, es probable que haya dependencia afectiva.

Se trata de un círculo vicioso

La dependencia afectiva es, según Lorraine Ladish, autora del libro Aprender a querer, una obsesión por la que “dejamos de cuidarnos, perdemos el sueño y el apetito y hasta la noción de nosotros mismos, pudiendo llegar a conductas autodestructivas”.

Desde el punto de vista psicológico y afectivo, se trata de un círculo vicioso que funciona de la siguiente manera: el déficit de autoestima lleva al miedo a establecer una relación equilibrada y la elección equivocada confirma la carencia de autoestima.

En el fondo, según la escritora, una persona poco madura en lo afectivo se dice: “Necesito que me amen, pero como no soy digno de ello, busco a quien no tenga más remedio que rechazarme”. Y agrega: “Así, vive centrada en el otro, y su ánimo baja y sube en función de lo que éste haga o diga. Y es que ser fuerte e independiente a veces da mucho miedo”.

Cómo desengancharse de una relación.

Precisamente porque no es fácil desenganchase, es preciso buscar ayuda profesional. La psicóloga española Lola Fernández-Villa ofrece algunos consejos a quienes suelen tener una predisposición a volver a meterse en otra desventura.

1. Amarse a uno mismo, al menos tanto como amamos a la pareja.

2. Saber expresar los propios sentimientos y escuchar los del otro.

3. Conocernos y aceptarnos con nuestras virtudes y defectos, y conocer y aceptar al otro como es, sin pretender cambiarlo.

4. Disfrutar de la soledad como encuentro con uno mismo y respetar los deseos de soledad de la pareja.

5. Mantener relaciones sociales y comprender que el otro tiene las propias.

6. Tener un proyecto de vida personal, realizarlo y respetar el proyecto del otro.

Pero sobre todo, saber que el “enganche” es insano, mientras el amor purifica y nos hace mejores.





Consejos para sanar un corazón roto

31 03 2012

Siempre ha sido difícil sanar un corazón roto, pero hoy parece una prueba titánica, sobre todo porque nuestra vida no se termina cuando dejamos de vernos, sino que continúa en las redes sociales. Aunque bloquees a tu ex, algunas fotos de ambos permanecerán en los muros y álbumes de tus amigos en facebook. Y cuando creías que habías superado la pérdida, reaparece por ahí alguna noticia o una foto que te remueve hasta lo más profundo.

Decir que uno anda con el corazón roto no es sólo una frase de sentido figurado. Los científicos han comprobado que el rechazo de la persona amada provoca en nuestro organismo el mismo dolor que las heridas y las enfermedades físicas. Podemos evadirlo por algún tiempo, pero éste reaparecerá apenas tengamos un momento de introspección, porque la herida está abierta y necesita sanar antes de que se «infecte» de ira o se «atrofie» de amargura…

Para curarse hay que empezar por bajar la guardia, dedicarse a sentir para saber dónde hay que poner más cuidado. Al igual que los huesos, hay que dejar que el corazón sane por sí solo, pero hace falta ayudarlo con algunos gestos:

Asume la ruptura. Puedes sucumbir a la tentanción de negar el dolor y evadirlo con excesos (fiestas interminables, jornadas de 14 horas de trabajo, litros y litros de helado o sexo al pormayor), o puedes dejar que tu alma se endurezca tanto que nadie quiera acercarse a ti. Pero un corazón roto es como una bomba de tiempo, tarde o temprano, aunque no quieras, estallará. En el fondo, se requiere más valor para estar triste que para fingir andar alegres; nos rebelamos ante el dolor y lo negamos porque nos han hecho relacionarlo con los «perdedores», pero no es verdad. El duelo y la tristeza nos dan una sabiduría más importante: saber a quién amamos y reconocer a quien nos ama.

Música para sanar. Haz uno o varios playlist para esos momentos difíciles del día. (No está de más decirlo: evita las canciones que escuchabas con tu ex y las que te deprimen. Se trata de salir, no de cavar más profundo.) Tú sabes qué canciones te ponen de buenas y te conectan con tu fuerza interior. ¿Listo el playlist? Ahora ¡canta sin pudor! El aire, las vibraciones y las endorfinas también liberarán la opresión de tu pecho.

Canaliza los pensamientos negativos.Todos sabemos que lo más sano es reconocer los errores, perdonar y avanzar. Pero la mente tiene una vocecilla castigadora que en los momentos de vulnerabilidad se esmera en juzgar e inmovilizar. La meditación es una excelente forma de silenciarla y ganar terreno para la energía positiva. También puedes optar por salir a caminar o ayudar a alguien más. Pero si la voz insiste y te hace daño, entonces ponle atención, deja fluir esos pensamientos, recurre a la escritura automática, libera tu mente. Duerme, toma distancia y vuelve a lo que escribiste cuando te sientas mejor. Si hace falta seguir drenando tu mente, no te limites.

¿Duelo o depresión? La línea que los separa es muy delgada, por eso es bueno saber distinguirlo. Una forma muy sencilla: cuando estamos tristes, todo nos importa, nuestra sensibilidad se agudiza; en una depresión nada es importante porque la poca energía que tenemos se va en pensamientos de derrota y autoflagelación.

Ponte en paz con tu ex. Aunque suena completamente fuera de lugar y tus tripas te digan que es imposible, es un paso muy poderoso hacia la sanación. No se trata de hablar con tu ex y decirle que lo amas y lo extrañas, pero al mismo tiempo lo odias por un sinfín de motivos. Hacer las paces con tu ex (en tu corazón) es un ritual interior y tiene que ver sólo contigo; te dará la tranquilidad que necesitas para sanar, para liberar el enojo y perdonarse. (Si leíste Comer, rezar y amar sabrás lo poderoso que es «soltar» a tu ex).

Escribe la historia de tu relación. Puedes comenzar de principio a fin, del presente hacia el pasado, dar saltos en el tiempo… Hazlo como prefieras, pero date la oportunidad de externar tu drama interior. Por más extraño que parezca, es una actividad terapéutica muy poderosa pues te permite mirar las tensiones e intenciones que permanecían ocultas a tus ojos por una mera cuestión de perspectiva. Al estar «fuera» de esa historia, verás algunas señales en las que tal vez no habías reparado.

Entrega amor. Uno piensa que va a morirse de tristeza y de vacío, pero no es así. Mira a tu alrededor, tu familia, tus amigos, tu mascota, tus plantas, tus vecinos… el amor no es una persona, es una energía que mueve a la gente. Cada día, cada situación es una oportunidad para dar y recibir amorosamente; pequeños gestos tienen efectos enormes. Reúnete con tus amigas, ofréceles algo que hayas preparado; sal a jugar con tus sobrinos y entrégate a la experiencia de sus risas; ayuda a tu abuela o a tus padres a mejorar su casa. Eso también es amor del bueno que volverá a ti multiplicado.





Cinco formas de curar un corazón roto

20 02 2012

Si sientes que se te ha «partido el corazón», no estás solo. Casi todo el mundo experimenta el tipo de aflicción que denominamos «mal de amores» en algún momento de su vida -y algunas personas parecen pasar por este tipo de experiencias muchas veces en la vida. ¡A veces parece como si todas esas canciones sobre corazones rotos se hubieran escrito precisamente para ti y la situación que estás viviendo!

Hay muchas cosas que te pueden provocar «mal de amores» o que pueden partirte el corazón. Algunas personas experimentan una profunda tristeza cuando una relación romántica llega a su fin antes de que ellas estén preparadas. Otras se enamoran de alguien que no siente lo mismo por ellas. O una persona puede sentir que se le «parte el corazón» cuando un buen amigo desaparece de su vida. Aunque las causas pueden ser diferentes, la sensación de pérdida es la misma -independientemente de que se trate de la pérdida de algo real o de algo con lo que sólo se había soñado. La gente describe este tipo de experiencias como un sentimiento de profunda amargura, vacío, y tristeza.

A Cristina, de 17 años, se le partió el corazón cuando ella y su novio decidieron poner fin a su relación antes de iniciar sus estudios universitarios en dos universidades que estaban alejadas geográficamente. Ambos consideraron que una relación a distancia probablemente no funcionaría con ellos y sabían en lo más hondo de sus corazones que, si estaban hechos el uno para el otro, encontrarían la forma de volver a estar juntos cuando completaran sus estudios. Pero seguía siendo muy duro y sumamente triste tener que poner fin a una relación de dos años y medio.

Aunque los poetas llevan miles de años escribiendo sobre el mal de amores, cuando te ocurre a ti, lo sientes como si ninguna otra persona en el mundo se hubiera sentido jamás del mismo modo. Si te estás recuperando de una experiencia de este tipo, hay cosas que puedes hacer para aliviar el sufrimiento. Aquí tienes algunos consejos que te pueden ayudar:

  • Comparte tus sentimientos. Algunas personas encuentran que el hecho de compartir sus sentimientos con alguien de confianza -alguien que se haga eco de lo que están pasando- les ayuda a sentirse mejor. Esto puede implicar expresar todo lo que sientes, e incluso llorar en el hombro de un buen amigo o familiar y dejar que éste te consuele. A otros les ayuda más salir de casa y hacer aquellas cosas que normalmente disfrutan haciendo, como ir al cine o a un concierto, para desconectar del sufrimiento. Es posible que la gente, con sus mejores intenciones, no entienda la profundidad de tus sentimientos e intente animarte con afirmaciones como «lo superarás» o «ya conocerás a otra persona». Probablemente esas personas están intentando ayudarte de la única forma que saben. Pero, si tienes la sensación de que determinada persona es incapaz de entender por lo que estás pasando o intenta minimizar tus sentimientos, habla con alguien que te entienda mejor.
  • Cuídate. Tener partido el corazón puede ser muy estresante, de modo que no permitas que interfiera con tu ritmo de sueño: tu cuerpo necesita descansar para reponerse. Duerme mucho, come alimentos saludables y haz ejercicio regularmente para reducir el estrés y los sentimientos depresivos, e intente elevar tu autoestima.
  • Recuerda todas las cosas buenas que tienes. A veces las personas que tienen partido el corazón se echan las culpas por lo ocurrido. Pueden ser muy duras consigo mismas, exagerando sus faltas como si hubieran hecho algo para merecer el sufrimiento que están experimentando. Si te das cuenta de que te está ocurriendo esto, ¡corta de raíz! Recuérdate las cualidades que tienes y, si no se te ocurre ninguna porque el dolor te ofusca la mente, pide a tus amigos que te ayuden a recordar todas las buenas cualidades que tienes.
  • Mantente ocupado. Puede costarte bastante cuando estés sumido en la tristeza y dominado por el sentimiento de pérdida, pero ayuda mucho. Es un buen momento para redecorar tu habitación o probar una nueva afición (hobby). Esto no significa que no debas pensar en lo ocurrido -reflexionar sobre lo que nos ha sucedido forma parte del proceso de curación – sino que también debes centrar tu atención en otras cosas.
  • Date tiempo. Para superar la tristeza hace falta tiempo. Casi todo el mundo cree que nunca se repondrá completamente, pero el espíritu humano es sorprendente -y los males de amores casi siempre se curan al cabo de un tiempo. Pero, ¿cuánto tardarás en superarlo? Eso dependerá de qué fue lo que te partió el corazón, cómo afrontaste la pérdida y con qué rapidez tiendes a recuperarte de las experiencias. Recomponer un corazón roto puede costar sólo unos días o muchas semanas – y a veces incluso meses o años.

Algunas personas sienten que nunca volverán a ser felices y se refugian en el alcohol o las drogas. Otros se enfadan muchísimo e intentan hacerse daño o hacer daño a otras personas. Las personas que empiezan a beber, a consumir drogas, o a autolesionarse para evadirse de la realidad de la pérdida pueden creer que están mitigando el dolor, pero se tratará de un alivio meramente temporal. Esas personas no están afrontando realmente su dolor, sino tan sólo enmascarándolo, lo que hará que sus sentimientos crezcan en su interior y, a la larga, prolongará su sufrimiento.

A veces la tristeza es tan profunda -o dura tanto tiempo- que la persona necesita ayuda profesional para reponerse. Para aquellas personas que al cabo de unas semanas no se empiezan a encontrar mejor o siguen estando deprimidas, puede ser de gran ayuda hablar con un profesional de la salud mental o psicoterapeuta.

O sea que ten paciencia contigo mismo y deja que empiece el proceso de curación.