¿Por qué le temes al Amor? ¿Por que huyes cuando alguien te dice que te ama?
¿Tan difícil es querer y ser querido?
Durante estos dos años que me he dedicado a estudiar el comportamiento humano y he recaído una y mil veces en la necesidad del ser humano de recibir y dar afecto.
Don Miguel Ruiz en su libro la maestría del Amor señala que los humanos estamos «enfermos», una enfermedad psíquica que podríamos comparar con una herida en toda la piel que impide que otros nos toquen, de modo que al menor contacto es dolorosa, por lo que evitamos tocar y ser tocados.
¿Y que tenia de peculiar la cultura Griega? Bueno pues los griegos eras una cultura machista, guerrera y por mucho homosexual. Una cultura donde todo radicaba y giraba entorno a los hombres. Cultura adoptada posteriormente por los romanos los cuales la difundieron a mano de hierro por toda Europa, Medio Oriente y el Norte de Africa.
Entonces encontramos una faltante primordial ¿donde queda el papel de la mujer? La mujer sinónimo de Madre, Madre sinónimo de Amor incondicional. Es decir hemos sido educado en una cultura donde el factor Amor fue dejado de lado. Una cultura que cambio el amor materno por la fuerza bruta del hombre, una cultura que gusta del amor condicionado, se fuerte y te querré, no muestres tu lado femenino y te querré. Seres humanos mutilados sentimentalmente obligados a adoptar esta postura homosexual, dura y fría para ser aceptados y queridos.
Sabiendo esto puedo afirmar que lo que nos impide Amar y ser queridos, se debe a la falta de Amor paterno sincero. El Anima y el Animus de Jung, el Ying y el Yang de las culturas orientales.
¿Cuantos de nosotros hemos llorado al lado de nuestro padre? ¿Cuantos de nosotros hemos tenido una platica intima con papá? ¿cuantos de nosotros hemos sido besado y abrazados por papá por el mero placer de ser queridos?
La respuesta para algunos tal vez será nunca, para otros algunas veces. Lo que si es seguro es que el amor paterno lo hemos recibido de manera condicionada, es decir si cumplíamos con alguna tarea, alguna buena manera, recibíamos la aprobación de papá si lo hacíamos mal recibíamos un castigo.
¿Entonces que pasa?, ¿en qué afecta el condicionamiento de afecto paterno en un niño? Lo afecta porque en la mayoría de los casos crecerá con una necesidad de afecto, recordando que el amor materno es incondicional y el paterno condicionado, es decir crecerá con un desbalance emocional.
Desbalance emocional que con en el venir de los años y el despertar sexual, se convertira sin duda en una patología de búsqueda afectiva y sexual de la faltante del amor paterno.
Una búsqueda en muchos de los casos poco fructífera, en primer lugar porque estamos buscando una faltante afectiva con la cual nunca hemos tenido contacto, lo que es similar a encontrar una aguja en un pajar. Una búsqueda a ciegas.
Por ello el amor nos da tanto miedo y actuamos con tanto recelo, ya que todos llevamos un vacío que queremos completar antes de poder dar. Vacío por el cual en coacciones pagamos más de lo que hemos llegado a recibir. Lo que nos vuelve más precavidos cada vez que interactuamos con otro ser ante su demanda afectiva.
¿Pero que cansado es esto es que acaso existe una solución? Muchas filosofías, terapias y religiones dan solución a esta problemática. La frase que mejor explica esto seria «Conócete a ti mismo». Es decir habrá que realizar todo un examen personal interno para identificar las faltantes emocionales e irlas llenando a través de experiencias sanadoras, ya sea a través de terapia, de rezos o de la meditación. La frase «todo lo que necesitas esta en ti» cobra sentido a través del alumbramiento de nuestras necesidades y la autosanación. Lo que sin duda nos dará la fuerza y la pauta para Amar incondicionalmente al proemio sin pedir nada a cambio.