Si como José José tú eres de los que creen esto, te sorprenderá saber los motivos por los que te sucede eso
El amor saludable y el dolor son incompatibles. Si conoces los motivos principales por los que transformamos absurdamente el amor en sufrimiento, aprenderás a evitarlos y a generar esquemas y comportamientos más adaptativos.
De acuerdo al psicólogo Walter Riso, no es normal hacer de tu relación afectiva un estilo de vida donde el sufrimiento sea la principal característica. Acceder a un vínculo afectivo constructivo no es imposible: se trata de no dejar entrar ciertas creencias irracionales y algunos miedos que enredan el amor, lo complican y lo convierten en una carga.
En su libro «Guía práctica para no sufrir de amor», el experto menciona algunas de las causas del indeseable sufrimiento amoroso. Aquí te damos algunas:
1. Creer que el amor es sólo sentimiento y que la razón o el pensamiento no cumplen ninguna función.
Esta idea errónea hace que «nos dejemos llevar» por la emoción y no gestionemos adecuadamente lo que sentimos. El amor hay que pensarlo además de sentirlo. Se necesita de una dosis considerable de voluntad para mantener y llevar adelante una buena y sostenible relación afectiva: con el amor duro y crudo no basta.
2. Ser víctima de un amor incompleto.
Amar, sin algunos de sus tres componentes principales: eros (deseo), philia (amistad) y ágape (ternura), conlleva, tarde que temprano, al sufrimiento. Cuando falta alguno de ellos, sentiremos un vacío, la sensación de que hay algo insatisfactorio, desagradable, molesto y doloroso.
Todos buscamos un amor completo que colabore en darle a nuestra existencia un sentido de bienestar y no de tortura. No se trata de un amor perfecto, porque el amor siempre será una obra en construcción: siempre estarás «amando», elaborándolo y reinventándolo. Más bien se refiere a un amor que no deje espacios para que se cuele la duda, la indiferencia o la inseguridad psicológica.
3. La dependencia afectiva, que te lleva a temer el abandono del otro.
Si piensas que no eres capaz de enfrentar la vida sin tu «media naranja» y que sólo con ella te sientes realizada, amar será un infierno y una condena. El apego convierte el amor en esclavitud y, además, corrompe.
4. Violar los derechos de la otra persona o incluso los propios en nombre del amor.
Cuando negocias con tus principios o tus valores más sentidos, pierdes dignidad y no puede haber un amor saludable cuando ya no hay respeto o autorrespeto. Nada justifica la entrega de la soberanía personal en nombre de un amor de dudosa procedencia.
Por último, el autor subraya que el buen amor fluye, se deja gestionar y crea bienestar. La consigna es clara y determinante: si un amor te hace sufrir, ese amor no te sirve.